Aquí tenéis otro artículo en el que se nos dan una serie de pautas para conseguir acercar la lectura a los niños y adolescentes. Me recuerda un poco al artículo de Josefina Prado que tuvimos que leer y resumir antes de desarrollar nuestra Unidad Didáctica.
Cuando yo era un colegial, me acuerdo de que el maestro nos obligaba a todos a leer un determinado título, que teníamos que leer un determinado número de páginas al día o que después teníamos que hacer una ficha de lectura que era tremendamente aburrida y costosa de hacer. Todo esto lo proscribe Carmen Giró en este artículo y también recuerdo que Josefina Prado recomendaba cosas parecidos a los de este artículo: que los niños elijan, que sus lecturas sean cercanas a sus centros de interés, adaptar las lecturas a la edad del niño, hacer uso del cómic como un género literario más. También las nuevas tecnologías pueden ser un instrumento muy útil para acercar la lectura a los jóvenes. Todo con tal de que le cjan el gustillo a la lectura y no las suelten jamás.
Cómo conseguir que los niños lean07-may-2010 Carmen Giró Gutiérrez
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La lectura necesita de un mínimo de aislamiento y tranquilidad
La creciente oferta de ocio de la sociedad actual hace más difícil que el niño o el joven encuentre el momento de tranquilidad necesario para coger un libro y sentarse a leer. La lectura exige un mínimo aislamiento y esfuerzo de concentración, pero una vez conseguido es difícil sustraerse al encanto de una buena historia.
Una serie de consejos sobre lo que se debe y no se debe hacer pueden ayudar a acercar a nuestros jóvenes a la lectura.
Lo que no se debe hacer
1.Obligarles a leer. A nadie le gustan las imposiciones, y sólo se conseguirá el efecto opuesto.
2.Hacer que lean un número determinado de páginas cada día, o un tiempo exacto. Puede que estén en el punto álgido de una aventura y quieran continuar leyendo, o puede que aquel día estén cansados y quieren dejar de leer antes. No condicionar la manera en que se acercan a un libro.
3.Obligarles a que lean todo el libro que han cogido, o un título determinado. Si una historia no gusta, o no se entiende, lo mejor es que cierren el libro y cojan otro. Hay miles de títulos en las bibliotecas. No hace falta forzar a leer algo que no gusta.
4.Forzar a "trabajar" o "comentar" el libro que se ha leído. A menudo una novela nos ha gustado, pero, ¿realmente somos capaces de analizar el porqué nos ha gustado? ¿Es necesario desmenuzarla, clasificarla, ponerle etiquetas? A menudo el trabajo académico sobre los libros lo que consigue es que el chaval aborrezca ese título.
Lo que sí se debe hacer
1.Ofrecerles gran variedad de libros a su alcance. Títulos de todo tipo. Novelas más serias al lado de cómic. Series de aventuras y libros románticos. Revistas juveniles y de información general. Prensa escrita. Poner a su disposición una muestra de la amplia oferta que hay en el mercado.
2.Comentar nuestras lecturas con naturalidad, a la hora de cenar, en familia. Si el argumento de una novela es el centro de una conversación es que la lectura forma parte de nuestra vida cotidiana, de la misma manera que podemos hablar de un vestido que nos hemos comprado o de una película que hemos visto.
3.Presentar siempre la lectura como algo placentero. No castigarnos ni castigar a los niños con libros que no nos gustan, o plantear la lectura como una obligación o un acto útil para aprender cosas nuevas. La lectura se debe disfrutar porque sí, no porque sirva para algo.
4.Tener en cuenta las edades madurativas del niño para ofrecerle lecturas adecuadas a su edad. De otra manera puede que el chaval no entienda lo que esté leyendo y se produzca una actitud de rechazo.
5.Dar ejemplo. Si los padres no leen, es difícil que los hijos lean. Aunque sea el periódico de cada día, o una revista, lo importante es que los niños vean que sus padres son capaces de estar un rato en silencio delante de unas páginas.
El libro de Daniel Pennac "Como una novela" (editorial Anagrama) defiende el derecho de todos los lectores a disfrutar de cada libro como mejor les plazca, sin imposiciones ni falsas creencias. Así se disfrutará plenamente del placer de la lectura.
La tecnología
A menudo vemos el ocio relacionado con la tecnología como un enemigo de la lectura. En la mayoría de casos es así porque los niños y jóvenes se acostumbran a que sea su única oferta de ocio. Si aprenden progresivamente que hay otras maneras de pasarlo bien, verán que el messenger, la Play Station, el Facebook y la Wii no son incompatibles con la lectura.
De hecho, se puede emplear la tecnología como aliada. Muchos jóvenes que consideran que no leen en realidad están leyendo cada día mucho más que sus padres. Pero no lo hacen en papel, sino en las diferentes plataformas digitales a su disposición. Se puede animar a los chavales a que lean sus blogs preferidos -que, por cierto, también les animan a escribir-. Que lean en un foro de Internet mientras buscan información de los temas que les gustan. Incluso que se creen su propia banda sonora con el Ipod para determinadas lecturas.
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